Por Bernarda Ortiz
Una estrategia de comunicación es la pieza crítica que ayuda a una organización a lograr sus objetivos e interactuar con sus stakeholders de manera eficaz; define el tono y la dirección de todas las acciones. Los objetivos que se fijen en un plan de comunicación, describen qué es lo que queremos lograr y para analizar el desempeño de nuestros esfuerzos, es necesario que sean objetivos SMART.
SMART es un acrónimo que nos ayuda a fijar metas claras que aporten a la organización.
S- specific (específicos): son objetivos concretos que involucran a un actor, sea este una persona, área, segmento, sucursal y a una acción. Por ejemplo: Lograr que los empleados de la planta de producción conozcan sobre los talleres de educación financiera que dicta la empresa.
M- medible: deben incluir alguna variable numérica, un porcentaje o un número. Por ejemplo: Lograr que al menos el 50% de los empleados de la planta de producción conozcan sobre los talleres de educación financiera que dicta la empresa.
A- alcanzable: los objetivos deben ser alcanzables y realistas. Hay muchas variables que tomar en cuenta al momento de fijar si un objetivo es posible, nuestro presupuesto por ejemplo, el entorno político, los tiempos.
R- relevante: el objetivo de comunicación que nos fijemos debe servir al objetivo organizacional del que parte la estrategia. Es importante preguntarnos ¿para qué quiero lograr este objetivo? ¿Cómo suma a la meta de mi organización?
T- tiempo: debemos fijarnos un plazo concreto para lograr dicho objetivo, es la mejor manera de medir nuestros esfuerzos, incluso de revisar si es necesario un reenfoque de la estrategia. Si no fijamos un tiempo o un lapso de tiempo, es posible que desperdiciemos recursos. Igualmente, el tiempo que ponemos a un objetivo puede implicar que no lo alcancemos.
Con los objetivos SMART nuestra ruta será mucho más clara y estructurada.