Por Bernarda Ortiz
Según Business News Dayli, greenwashing es cuando una empresa pretende ser respetuosa con el medioambiente, pero en realidad no realiza ningún esfuerzo notable en materia de sostenibilidad.
A pesar de ser cada vez más relevante, el greenwashing no es un término nuevo, fue creado en 1986 por el ambientalista Jay Westerveld, tras visitar un hotel donde se pedía a los huéspedes que reutilizaran sus toallas con el fin de ahorrar agua. Westerveld cuestionó tanto las intenciones del hotel con este pedido, según él se pretendía ahorrar costos, más que mitigar el impacto de sus operaciones.
En un artículo publicado por Commetric, empresa especializada en analisis de medios, las industrias más mencionadas en artículos referentes a greenwashing son: energía, servicios financieros, alimentos & bebidas, moda y automotores. Sin embargo, cualquier negocio puede ser acusado de utilizar el marketing y las relaciones públicas para difundir información considerada exagerada, engañosa o incluso falsa sobre sus esfuerzos por proteger el ambiente.
Por ello es posible y necesario evitar el greenwashing, cuidar la reputación de una marca y comunicar efectivamente acciones en beneficio del ambiente.
Evite la tentación de usar etiquetas: sustentable, ecoamigable, natural, son atributos que se deben utilizar con argumentos comprobables.
Mida el impacto de sus acciones: una propuesta para mitigar el impacto de sus operaciones con objetivos medibles en el tiempo, demuestra que existe un compromiso.
No siga una tendencia por seguirla: desarrolle una estrategia que se alinee a su negocio, a los objetivos que tiene su empresa, a las preferencias de sus clientes.
Use certificaciones confiables: las certificaciones falsas engañan a los consumidores haciéndolos creer que un producto o servicio ha pasado por un proceso legítimo de control.
Apóyese en imágenes coherentes: la forma en que grafique la información debe corresponder al contenido, un verde paisaje claramente no corresponde con un producto altamente contaminante.