Por: Nataly Tufiño V.
Durante años, la rueda de prensa fue una de las herramientas más emblemáticas de las relaciones públicas. Era el gran momento: todos los medios convocados, micrófonos alineados, cámaras grabando, y un vocero listo para emitir un mensaje interesante. Sin embargo hoy, en un mundo digitalizado, veloz y saturado de información, muchos de quienes ejercemos la comunicación y las relaciones públicas nos preguntamos: ¿siguen siendo relevantes las ruedas de prensa?
La respuesta es: depende. Miremos el contexto, vivimos en una era donde el scroll de pantallas manda, los comunicados se envían por WhatsApp y las redes sociales permiten a las marcas –y a las personas– hablarle directamente a sus audiencias sin intermediarios. La cobertura mediática ya no es garantía de impacto si no se acompaña de una estrategia digital.
Además, desde la pandemia, se aceleró la digitalización de las ruedas de prensa. Hoy, muchas convocatorias son por Zoom o Teams, lo que ha traído ventajas (más cobertura, menos costos) pero también desafíos: menos interacción y, a veces, menor interés de los medios.
Las ruedas de prensa sí siguen siendo valiosas, pero solo cuando hay algo que realmente lo amerite. Anuncios de alto interés público, crisis institucionales, lanzamientos relevantes o momentos clave para construir posicionamiento siguen siendo buenos motivos para convocar a los periodistas. Eso sí, hay que repensarlas: menos formalismo, más conversación y más datos exclusivos.
¿Cuál es el reto?
El mayor desafío es no hacer una rueda de prensa solo porque "toca". La clave está en diseñar experiencias de valor para los periodistas como información útil, espacios de diálogo, material audiovisual atractivo y acceso a fuentes confiables.
No es el fin de las ruedas de prensa, pero sí están llamadas a evolucionar en un entorno mediático en constante transformación. De ahí que el verdadero rol de quienes hacemos relaciones públicas es saber cuándo hablar, cómo hacerlo, por qué canal y con qué propósito.