Por Mónica Mora
No se trata de un recurso o técnica reciente en la comunicación social, pero cada vez es más frecuente su uso por la avalancha de las redes sociales y su consumo masivo en la era de la digitalización. Tampoco es exclusiva su utilización en los medios tradicionales, sino que ha penetrado en ámbitos como las relaciones públicas, la publicidad y el marketing corporativo, por citar unos ejemplos.
Se trata del storytelling, un término anglosajón que significa contar historias o vivencias, para que el mensaje que se quiere transmitir sea lo más diáfano y directo al receptor, y que en este a su vez se produzca una reacción positiva frente a lo que está viendo o leyendo. En otras palabras, apela a las sensaciones y emociones y, por ende, se genera la interacción.
Un informe realizado por la Universidad de Palermo (Argentina) señala que esta técnica de transmitir mensajes no es nueva; desde tiempos antiguos redactores y guionistas, en diferentes medios masivos, han encontrado en la narrativa vivencial un método para llegar a más consumidores. Sin embargo, es en la era digital en que este recurso se ha ampliado a otros ámbitos de la comunicación.
Es entonces cuando los comunicadores tienen en el storytelling, un desafío importante para adaptarse y permanecer a la vanguardia de la era contemporánea. Ya no es solo limitarse a ofrecer una información, sino profundizar, a través de las historias o vivencias (sean propias o en tercera persona), en las emociones del receptor y que este, a su vez, pueda responder a esos estímulos.
Ahora que la comunicación es cada vez más online, es una técnica que se adapta fácilmente, más aún cuando es evidente que mediante el internet es más frecuente llegar al lado emocional de los potenciales lectores, televidente o clientes.